jueves, 18 de junio de 2015

El extraño mundo de Lewis Carroll


Puede que en tu infancia leyeras alguna vez “Alicia en el país de las Maravillas”, y puede también que aún rebose en tu memoria aquel mundo de fantasía pero también de extrañeza alrededor de una niña que persigue a un conejo ataviado con un reloj, y que, sin saberlo, entra a un universo delirante de criaturas, que aunque mágicas, también estaban dotadas de cierto surrealismo y un punto de locura.

¿Sabías que Lewis Carroll era un amante de las matemáticas y un curioso del mundo onírico?
¿Sabías que consumía determinados estupefacientes y que la pequeña Alicia existió de verdad?

En efecto, y las curiosidades alrededor de este hombre inquieto y peculiar no termina aquí, así que síguenos y adéntrate en esta madriguera henchida de extrañezas y maravillas… También de oscuridades.

Un hombre brillante, de salud frágil.

Su verdadero nombre era Charles Lutwidge Dodgson, aunque siempre firmó sus obras como Lewis Carroll. Hijo de una familia de buena posición y muy vinculada a la Iglesia Anglo-Católica, el joven Lewis se distinguió pronto por sus dotes para la literatura y las matemáticas.
Empezó a leer a los 3 años, lo cual quizá viene a decirnos que se trataría de un niño con altas capacidades, un chico superdotado que pudo beneficiarse de una excelente formación académica, pero que nunca guardó muy buen recuerdo de sus años de infancia: mermado por su salud y también por su carácter inseguro.
Lewis padecía epilepsia, y tartamudez y según los biógrafos se sospecha incluso que pudo llegar a sufrir abusos por las muchas referencias en sus cartas y en sus textos a ciertas “molestias nocturnas”, que hicieron de sus días una dura montaña que nunca pudo superar.

Era un joven brillante, pero también perezoso, se interesaba por demasiadas cosas a la vez y nunca llegaba a ser lo completamente responsable como para tener una posición adecuada a sus capacidades, así que prefirió la carrera de profesor de matemáticas que más tarde compaginaría con sus responsabilidades como diácono.


lunes, 8 de junio de 2015

El increíble paraíso del parque Hitashi de Japón.


Estamos en Japón, justo en la costa que baña tibiamente el Océano Pacífico, en la ciudad de Hitachinaka. Es un paraíso, un lienzo enmarcado por el aire del mar donde se contiene un festival de colores y olores.
Un suspiro de eterna belleza, ahí donde los azules nunca han sido tan hermosos ni los rojos tan serenos, capaces de llevarnos a un mundo de ensoñación solo imaginado por Lewis Carrol en Alicia en el País de las Maravillas.
En el parque Hitashi, son 190 hectáreas donde se extienden mantos y mantos de las más variadas flores que te encantará conocer.

EL PARQUE COSTERO HITASHI

Si el parte Hitashi es famoso por algo, es por sus Nemophilas, más conocidas como “flores azules ojos de bebé”. Son las que encabezan este artículo y las que siempre llaman la atención por encima de los demás. Suelen florecer en el cerro del parque, cerca de 4 millones de exquisitas flores de un azul cálido que alzan su máximo esplendor en Mayo.


Dicen quienes han visitado el parque Hitashi, que ver estos campos de Nemophilas es uno de los mayores espectáculos del mundo. El cerro se funde en el horizonte con los destellos puros del océano, ahí donde flores y mar forman una espléndida estela visual que todos ansían capturar en una foto. Pero eso sí, cuando llegues con tu cámara debes elegir bien el encuadre, porque cada día hay miles de turistas, con lo cual, es difícil que saques una sola imagen sin “presencia humana”.


Es, quizá, el único detalle que puede molestarnos. Aun así vale la pena, porque además de estos campos de belleza natural incomparable, cuentas con varias fuentes y estanques donde descansar. De senderos donde pasear en bici, pistas para practicar atletismo y de múltiples zonas para comer.
¿Y quieres saber algo más? El parque Hitashi cuenta con una noria espectacular. Muy semejante al London Eye. Si subes a ella, verás con mayor comodidad estas 190 hectáreas desde esta tranquila altura, ahí donde los campos se unen unos con otros como delicado colchón de Patchwork.


Verás narcisos, tulipanes de increíbles colores, margaritas, girasoles, zinnias, brassica campestris, campánulas, punctata, rosas
Obviamente no todas florecen a la vez, de ahí que el parque Hitashi cuente con su página web para que puedas consultar su calendario de floración, y acudas a aquel que más te interese.
El más esperado es el que acontece en Mayo, cuando las flores “ojos de bebé” abren sus pétalos azules al mundo y a todo curioso que como tú, desee contemplar su belleza.


¿Te animas a visitarlo?
Sería toda una experiencia.

miércoles, 3 de junio de 2015

Hallerbos, el bosque más bonito del mundo.


Un bosque ahí donde la naturaleza seduce en todos sus sentidos, formas, colores y olores. Te estoy hablando del bosque de Hallerbos, en Bélgica.

¿Te queda lejos? Sígueme en este pequeño paseo para descubrir la belleza de este bosque.

HALLERBOS, EL BOSQUE ESCONDIDO DE BÉLGICA
Estamos en el municipio de Halle, en Bélgica. Nada más entrar, te sentirás envuelto por un aliento violáceo. Si eliges efectuar tu paseo en las primeras horas del amanecer o del atardecer, verás como el sol entra muy tímidamente entre el bosque de hayas, pero la intensidad de sus rayos logra levantar un halo de luz casi púrpura, casi mágico y lleno de matices deslumbrantes.


A tus pies, se extenderá un manto interminable de jacintos, delicados pero expectantes ante cualquier visitante que desee adentrarse en el bosque de Hallerbos, ahí donde es frecuente también ver numerosos ciervos.
Son casi 552 hectáreas de terreno al que muchos llaman sencillamente, “el bosque azul”.
Pero debes saber que el azul no es su único color. Todo depende de la época del año en la que nos encontremos y del momento de su floración.


Si te acercas en otoño la tonalidad del bosque de Hallerbos serán los marrones, los ocres y los grises. Las hojas secas forman auténticas alfombras multicolor donde relajar nuestros sentidos.
Para los vecinos de Halle, es el momento más excepcional, es cuando las hayas rojas están más relucientes, cuando se alzan aún más espectaculares dotando al bosque de una tranquilidad única.
Debemos entender que el turismo casi siempre se ve atraído en la época de la primavera, cuando florecen los jacintos y las campanillas. Sin embargo, casi nadie se acerca en otoño. Momento en que el bosque respira con su calma más mística, instante en que uno puede cruzarse con numerosos ciervos o con algún que otro buey de las granjas cercanas.


Si es interesante el legado natural del bosque de Hallerbos, también lo es su historia. Después de la Revolución Francesa, este rincón espectacular pasó a formar parte de la República, pero tras la famosa derrota en Waterloo, sufrida por Napoleón, Hallerbos pasó a ser propiedad de los Países Bajos y en particular de unos duques que se encargaron de gestionarlo y de aprovechar su rica madera de haya roja.


Pero la fatalidad llegó en la Primera Guerra Mundial. Alemania destruyó y quemó el bosque en su totalidad. Tras el desastre, el estado Belga se quedó con él e inició de inmediato un meticuloso proceso de reforestación, de ahí que la mayoría de árboles que vemos en la actualidad, sean aún tan jóvenes. A día de hoy, y como resultado de federalización de Bélgica, la gestión forestal se divide entre la región flamenca: con 511 hectáreas (territorio Halle) y la región de Valonia: con 41 hectáreas (territorio Wauthier-Braine).

Como puedes ver se trata de un paraje que no quedó indemne a las guerras, y a las disputas políticas. Sufrió heridas en muchas épocas de su vida, pero a día de hoy, el pasado ya no tiene importancia. El bosque de Hallerbos respira en tranquilidad, acogiendo con agrado a todo aquel que se deje encandilar por su insuperable belleza.

Si te ha gustado este rincón del mundo conocer otro paraje espectacular, el paraíso del parque Hitashi de Japón.

martes, 2 de junio de 2015

El maravilloso bosque de bambú de Sagano Arashiyama


Dicen que pasear por el bosque de bambú de Sagano Arashiyama es como entrar en un túnel de paz serena, ahí donde quedar envueltos en una bruma de tersa clorofila.

Estamos en un bello rincón de Kioto, un bosque milenario que recibe diariamente decenas de turistas, curiosos como nosotros, que se sienten fascinados por este exotismo tan clásico de Japón. Un lugar donde la naturaleza parece haberse vuelto gigante, un tributo natural de exquisita estética que nos relaja sólo con ver sus imágenes.

EL BOSQUE VERDE DE SAGANO ARASHIYAMA

Los japoneses lo tienen claro: no hay bosque de bambú más hermoso e inspirador que el de Sagano Arashiyama. Quizá por ello, en las inmediaciones de este famoso paraje, se extienden un sinfín de pequeñas tiendas artesanales con más de un siglo de antigüedad, donde podemos adquirir todo tipo de objetos elaborados con bambú.
Su forma lineal es todo un símbolo para este país, un material de incomparable belleza y resistencia, que no solo aporta un equilibrio estético a la naturaleza, sino que además es muy utilizado para fabricar toda clase de instrumentos cotidianos e incluso para las artes marciales.


El bosque de Sagano se extiende hasta las faldas del Monte Arashiyama. Es un paraje mágico sumido en una tranquilidad arrulladora, sin ruido, sólo el suave susurro de ese bambú meciéndose por un viento leve y un silencio que acaricia los sentidos. Son muchos los que se acercan hasta aquí para meditar, para desconectar de las obligaciones diarias y del estrés.


Aquí podrás encontrar más de 50 variedades de bambú que llegan incluso a los 20 metros de altura. Es impresionante, un paseo de delicada belleza donde perderse por sus largos senderos de bruma verde, por los que el sol entra con exquisita tibieza, arrancando extraordinarios colores según el momento del día.
Los juegos de luces son lo que más atrae a los amantes de la fotografía, si uno dirige bien su cámara puede captar una instantánea casi irreal de su paseo.


Se dice, que el bosque de Sagano Arashiyama era un escenario reservado exclusivamente para la alta aristocracia japonesa. Afortunadamente, el paso del tiempo ha roto ya estas férreas normas, permitiendo el libre acceso a todo aquel que desee dar un paseo con su pareja o en soledad.
Sus senderos invitan a la calma y al misterio, a acercarse a templo como el Tenryuji, donde poder reposar y hacer una ofrenda.


Una maravilla que te invito a conocer, si en alguna ocasión tienes la oportunidad de acercarte a Japón.


Si te ha gustado este breve paseo, descubre en la próxima entrada otro bosque espectacular, el de Hallerbos.